Lo más importante al momento de exponer nuestros puntos de vista, es saber validar el punto de vista de los demás. Puede parecer redundante, pero la realidad es que no es muy saludable hablar de nuestros propios puntos de vista, si no hemos aprendido antes a validar el punto de vista de los demás, para lo cual, espero que ya seas experto en este punto del repertorio. Lo segundo más importante de exponer nuestros punto de vista, es hablar desde el «Yo». Porque no hablar desde el «Yo», es hablar desde el «Tú».
«Tú, tú, tú…».
La acción de señalar a una persona, por cualquier cualidad, es algo que puede llegar a resultar invasivo e incómodo. Sentirse señalado ante algún problema, provocará una respuesta casi invariable de lucha, huida o sumisión. Aún cuando la consecuencia de señalar a alguien resulta ser la sumisión y aparentemente, hemos salido «ganando», la realidad es que nos estamos convirtiendo a nosotros mismos en un faro de emociones desagradables cerca del cual, nadie estaría dispuesto a proponer ni intentar soluciones. Cuando peor hacemos sentir a las demás personas, más necesaria se vuelve para dicha persona la lucha, la evitación o la huida.
«Yo pienso que…», «Yo siento que…», «Esto me hace pensar que…», «A mi me parece que…», «A mí me gustaría».
Entendido lo anterior, hablar desde el yo al exponer nuestros puntos de vista es poner el énfasis justo en eso, en que sólo son nuestros puntos de vista y no una realidad absoluta. No sólo tenemos todos el derecho a pensar, sino que pensar es algo que sucede de manera tan natural como respirar. Por esa razón, no resulta tan hiriente expresar nuestros pensamientos ante determinadas situaciones, como lo resulta señalar a los demás». A continuación expondré algunos ejemplos típicos de las relaciones conflictivas y de qué manera podemos expresarlas desde el «Yo».
«A ti no te importa que esté enfermo» – «Yo estoy pensando que no te importa que esté enfermo».
«Lo estás haciendo mal» – «A mi me parece que puedes hacerlo de esta otra manera».
«No tienes que tratarme así» – «Yo no me siento cómodo con esto» (seguido por poner un límite asertivo, por supuesto).
Valor añadido: lo haces por el otro.
En ocasiones, llegamos a señalar a las personas que nos rodean porque en el fondo deseamos algo mejor para ellos. Los psicoterapeutas (preparados), normalmente no solemos ver las cosas en términos de «bueno» o «malo», mas bien, solemos pensar que en lo que «ayuda» y en lo que «no ayuda» a las personas. A veces, olvidamos que nuestros comentarios para con los demás tienen en realidad la intención de ayudarlos, por lo que, mantener el énfasis en ello hablando desde el «Yo», siempre resulta un valor añadido muy enriquecedor, que genera apertura en los demás.
«¡Eres un borracho!» – «A mí me parece que no te ayuda tomar así».
«¡Eres un vago! ¡todo te vale» – «Yo pienso que te puede ayudar más aprovechar el tiempo».
Valor central: hazlo por ti.
La verdad, es que tener el hábito de hablar desde el «yo» es una especie de protección individual ante el enojo, las preocupaciones y por lo tanto también, ante el conflicto. Hablar desde el «yo» es vivir a flor de piel el echo de que todos somos un sabios ciegos. Hablar desde el «yo», es una forma de evitar ser prisioneros de nuestro propio odio.
¡Felicidades! has terminado la segunda parte del repertorio de comunicación y asertividad.